miércoles, 9 de febrero de 2011

Lilith

" Lilith tenía una forma curiosa de despertar. Muchas personas despiertan parpadeando, o bostezan desperezándose, o simplemente, gruñen. Lilith abría los ojos y se incorporaba sin más aspavientos, sin darle más importancia al tema. Cómo si nada hubiera más natural que despertarse por las mañanas,justo a la hora exacta, para disfrutar por completo de la luz del sol, habiendo dormido perfectamente. Nunca tenía bolsas, ni ojeras. No le olía el aliento, ni estaba de malhumor jamás. Adán lo odiaba con todas su fuerzas.

A él jamás le entraba el sueño a su hora, le dolía cada músculo por dormir entre las rocas y por mucho que se quejase a Lilith, esta nunca le ofrecía un masaje de motu propio. Siempre era él quien tenía que pedirselo. Tenía forma sutiles de hacerle sentir que no la merecía, esa mujer.
Sí, se creía mucho mejor que él, desde luego. Con esas cosas que le colgaban en el pecho, y su falta de vello y su  voz de animal pequeño. Bah. Nunca sería tan fuerte como él, estaba claro que sin él moriría sin alimento o sepultada bajo un peso que no pudiese levantar.
En el fondo me da pena, se decía Adán cuando la miraba. Acariciaba entonces su pelo oscuro, tan distinto del suyo casi dorado. Y se sentía mucho mejor."

-¿Y tu cómo sabes cómo se sentía Adán?¿ Era el primer hombre del que hablan los curas?- interrumpió la niña con escepticismo.

- Tú ya sabes que los primeros habían muerto, y bueno, en cuanto a lo que sentía, Adán me lo contó años más tarde, le gustaba mucho hablar de sí mismo.

- Sí, parece este tipo de chico- la niña meneó la cabeza como si tuviera una amplia experiencia en hombres y sus defectos.

"Algunas cosas son instintivas" reflexionó Cancamusa divertido.

-¿Sigo?-preguntó con paciencia, acostumbrado ya a la interrupciones de ella. La niña muy seriecita asintió de nuevo.

"Adán estaba convencido de que Lilith no era ni con mucho, tan inteligente como él. Tenía claro que en lo que concernía a las cosas prácticas, como cazar o buscar vivienda, él era el verdadero líder de ese grupo de dos. Pero tenía que reconocer que en algunas cosas Lilith era…bueno. Muy agradable.”

-¿Que cosas?

-Cosas de mayores

-¿Sexo?

-Bueno….sí. ¿A que escuela dices que vas….?

-.A una progresista. Pero lo del sexo me lo explico mi tío Mateo cuando vi a mi gata Michi con el gato del vecino. Hacían bebés.

-Bueno, pues si. A Adán le gustaba intentar hacer bebés con Lilith.

“De hecho, Adán todavía no sabía que se podían tener bebés haciendo sexo. Todo era muy nuevo por aquel entonces, la verdad. Lilith había aparecido unos minutos después de él, y bueno, habían aprendido a estar juntos porque, igual que tu gata Michi con el gato, era lo que veían hacer a todas las demás parejas de animales.No eran muy felices pero tampoco eso de la felicidad se había inventado aun.
Adán fue el primero sin embargo en sentir una cosa llamada “descontento”. No le gustaba Lilith porque pensaba que ella, se creía mejor que él. Y antes de que preguntes, a Lilith le preocupaba bastante poco ser mejor que nadie. A ella le iba más lo de contemplar cada detalle del mundo nuevo en el que había despertado. Era curiosa.

De los dos, era la que más nos gustaba la verdad. Al igual que al segundo hombre, la naturaleza la favorecía. También ella cantaba como un pájaro y parloteaba bastante. Adán, aunque no tan posesivo y asesino como el primero de todos los hombres, seguía delimitando un trozo de roca como propio y cazando para vivir. Como no parecía más sanguinario que un lobo o un águila, pensamos que quizás tampoco era mucho más inteligente. Lilith hablaba bastante más. Incluso los lingüistas decían, que a su primitivo modo, decía cosas muy hermosas.

Estábamos muy contentos hasta que se unió una persona más a la extraña pareja. Un espécimen que haría arrancar nuestra historia. Tu historia. Una mujer nueva, igual a Lilith pero muy diferente. Adán fue el primero en verla. La llamó Eva.”

sábado, 1 de enero de 2011

Origenes

Cancamusa tenía voz de barítono. Pero la niña no sabía nada de las palabrejas con las que los adultos lo etiquetan todo, así que para ella, Cancamusa tenía una voz, ni muy aguda ni muy grave, pero rica en matices.

De haber sido hecha de más materia que el aire, la niña pensaba que se hubiera parecido, al licor que su padre derramaba cuidadosamente tras la comida, en una delicada copa de cristal tallado. Un fuerte orujo de hierbas, que con su mero olor, hacía que la niña se marease. La voz de su nuevo ¿amigo? tenía el mismo efecto.

- ¿Has escuchado algo de lo que te he contado?

La niña, con los ojos entornados, se limpió una invisible mota de polvo, y acomodó al Sr. Conejo a su lado.Respondió con otra pregunta, aunque su profesora de lengua, siempre le decía que aquello era incorrecto en un debate, según la retórica aristotélica (la niña iba a un colegio de pago de instalaciones muy modernas y enseñanza muy anticuada).

-¿Tu tomas limonada?- sin esperar a oir la respuesta extrajo de su maletita la merienda y dos vasitos del tamaño de un cubilete para parchís (lógicamente, puesto que anteriormente, es lo que habían sido).

Cancamusa miró fijamente al pequeño ser de rizos oscuros delante suyo. Tomó elegantemente el vaso que le ofrecía, y su pedacito de sandwich de salmón correspondiente. El sr. conejo también tenía su ración, pero no parecía ser un peluche muy goloso.

"Hace cientos de años" volvió a empezar Cancamusa, amoscado,comprobando que la niña lo miraba atentamente antes de seguir "vivío por primera vez el hombre"

"Oh esa historia ya me la se" dijo la niña aburrida "primero Dios hizo al hombre a partir del barro, y de su costilla nacío la mujer, y se llamaron Adán y Eva y ella le dió una manzana y....".

- ¡ GRRRRRRRRRRRRRRRRRRROOOOOOOOOOOOOAAAAAAAAAAAUUUUUUUr!

Las ramas de los árboles perdieron sus hojas, los grillos y los pajarillos dejaron de cantar,los rayos de luna temblaron y hasta la tierra pareció de repente volverse húmeda, como si hubiera perdido el control de sus esfínteres. La niña pestañeó.

-¿Crees más en Darwin que en Dios?

- ¡Si dejaras de interrumpir, sabrías en que creo y porque esta historia debería importarte a tí más que a nadie en el mundo!

-Se te ha olvidado rugir bien la r.

Cancamusa, cuyo lomo se había erizado, y mostraba los perlados colmillos en todo su esplendor, pareció por un momento desamparado, como un erizo que descubre que sus puas no sirven de mucho contra una apisonadora.

-Me pasa desde pequeño. Un defecto del habla, esta muy feo que lo hagas notar.

La niña que hacía rato que le había perdido el miedo se levantó y le acarició la larga melena mientras le daba unas palmaditas.

-Lo siento mucho, continúa porfavor.

Cancamusa no queriendo perder a su auditorio volvió a comenzar "Hace cientos de años vivió por primera vez el hombre. No se exactamente de donde venía. Ninguno de los míos lo sabe. Simplemente apareció y empezó a destrozarlo todo. Tuvimos que darle muerte. "

-Pero....

Cancamusa levantó una ceja. La niña decidió callar.

"Aquella vida suya, duró menos de una semana. Sin embargo causó muchisimos problemas. Los pecesluna se extinguieron, las plantas de  flor silicia se marchitaron, y no hemos vuelto a ver a las dos o tres manadas de unicornios que dejó con vida.Ya eran desconfiados antes, siempre lo fueron. Pero eso del hombre los convenció para ser muchísimo más discretos

El primer  hombre era sucio, indisciplinado y lleno de soberbia. Allí donde iba, trazaba líneas en el suelo y decía ¡Mío! en su rústica protolengua que ningún otro ser entendía (además de nuestros lingüistas más entusiastas). Cualquier animal podía ver claramente que nada de lo que existia era suyo puesto que no lo había creado pero no ese....hombre. Para él, su nacimiento mismo le daba derecho a ser servido, mimado y alimentado por todo lo existente. Y ay del vegetal o animal que no brincase raudo a ponerse a su servicio. Hubo muchos comités antes de decidir darle caza. Los lingüistas estaban fascinados.Los sacros querían educarlo. La mayoría le temía. Pero finalmente la opinión de los guerreros prevaleció. El hombre debía morir. Uno de los nuestros, se sacrificó tomando la forma de una pantera envenenada, a la que el hombre dió caza y devoró. Murió gritando a los dos días.El guerrero fue muy llorado, y algunos se preguntaron si había merecido la pena tal sacrificio.En cualquier caso mi gente, los Arcanos, como nos llamaríais más adelante, decidimos que si veíamos otro ejemplar de Hombre, debería ser eliminado también."

- ¿Pero porque murió el guerrero?¿porque no matasteis al hombre sin más?
-   Entre lo nuestros esta prohibido matar sin más. Si estás dispuesto a robar una vida debes dar a tu objetivo la posibilidad de elegir, y acompañarlo en su muerte. si la elección es incorrecta. El hombre podría haber elegido no devorar a la pantera. Los nuestros habrían curado y vuelto a transformar al guerrero. Pero una vez el hombre hizo su elección, ambos debían morir. Nadie que hubiera matado podía vivir entre los nuestros.


"Durante unos miles de años, aquello pareció un simple episodio desagradable. Pero un día, de nuevo vimos un hombre rondando entre los animales. Aquel sin embargo, actuaba de una forma opuesta al anterior. Emitía unos sonidos dulces, parecidos al canto de un ave, pero más articulados, y se movía como un enjambre o una garza, mientras batía la mandíbula en eso que vosotros llamais carcajadas. Los animales, divertidos con el nuevo ser, le traían bayas y raices. Las abejas le dejaban coger su miel sin atacarlo. Por su aspecto bipedo y sus facciones, pertenecía claramente a la misma especie que el anterior hombre, pero este ejemplar apenas decía nada ,salvo, Vivir vivir vivir!, en una lengua que aunque tambien primitiva, era más agradable al oido. Cuando habíamos decidido someterlo a vigilancia, antes de decidir si matarlo o no, se murió solo. El invierno pudo con él, y de nuevo en miles de años no se supo nada de los humanos. Los animales y hasta nosotros mismos, los olvidamos como si de un mal sueño se tratase.

Hasta que un día, llegó la que vosotros llamaríais Lilith,madre de los monstruos"

domingo, 5 de septiembre de 2010

Se podría haber dicho que la niña era pequeña. Pero al fin y al cabo era la primera niña que Cancamusa veía, así que no tenía muy claro si su tamaño era el usual, y no había nadie más en el claro para dar su opinión.La niña tenía rizos, unos rizos negros que se movían sin viento, gracias a sus sollozos. Estaba llorando aunque él le había mandado,ya desde la mañana en que lo descubrió, todas las señales psíquicas que conocía para que se tranquilizara. Para que fuera incapaz de dudar de su propia fe ( porque ella había creído en cuanto lo vió, cosa muy poco común). Era muy importante que confiara en él.

-¿Has oído hablar alguna vez de  los príncipes encantados? esos que cuando las princesas los besan, dejan de ser lo que fuera en lo que se habían convertido, para  volver a su estado real (nunca mejor dicho).
La niña dejó de gimotear y lo miró con curiosidad.

-Ajá.

-Bueno, pues no es mi caso. Yo soy exactamente lo que ahora ves, pero si quisieras, podría convertirme en príncipe.

La niña pareció meditar la oferta muy seriamente.

-¿Los príncipes son chicos?-preguntó arrugando la frente.

-Bueno....al principio si.Claro.

-Pues entonces no te molestes, los chicos apestan.

Cancamusa parapadeó.Había conocido a un buen número de principes y de chicos y no podía decir que no estuviese de acuerdo, pero se "suponía" que a las niñas pequeñas les encantaban los príncipes. Aunque de nuevo se recordó, que este era el primer especímen de niña que conocía. Por lo menos ahora tenía las mejillas secas.

-¿Para qué has traído el tarro con luciérnagas?
-Para darme luz. Mamá no me deja usar la linterna nueva de Papá.

"Al menos" reflexionó el ser "tiene un uso de la lógica exquisito, muy a lo Alicia en el país de las maravillas".

-La maleta la he traido porque me he escapado, por si te interesa saberlo-comentó la niña,desafiante. Sín duda  pensaba que Cancamusa se escandalizaría ante una información de tal calibre. Cancamusa volvió a acicalarse las patas. Odiaba el polvo de los bosques reales.

-No me extraña que te hayas escapado, si no te dejaban usar la linterna.

La niña abrió la boca en un minuto de desconcierto, pero se rehizo rápido y cabeceó afirmativamente.

-Además no me creyeron cuando les dije que te había visto. Me dejaron sin postre por mentir

-¿Era un postre muy bueno?

-Helado de fresas

- Que injusticia.

Ambos se quedaron mirando al suelo, sin saber que decir a continuación. Un búho ululó cerca del claro. Las luciérnagas hacían eses en su cárcel de cristal.Cancamusa se aclaró la garganta.

-Sabes porqué estoy aquí?
-Claro que sí, has venido a contarme un cuento.

"Así que se acuerda" se dijo Cancamusa "estupendo, esto lo hará todo mucho más fácil".

-Érase una vez hace cientos de años.....

sábado, 4 de septiembre de 2010

Encuentro en el bosque

Hizo su equipaje de forma rápida pero eficaz, sin olvidar al señor conejo.En su saquito de la merienda llevaba un sandwich de paté de salmón y una cantimplora llena de limonada rosa. La maleta era pequeña, con un forro estampado de cuadros marrones y verdes, pero sus cosas tampoco ocupaban mucho espacio.Se puso su vestido favorito y el broche de perlas de mamá, ese que ella nunca le dejaba. Con un frasco de cristal lleno de luciérnagas, se internó en el jardín, y más allá de la valla blanca, en el bosque de álamos donde había visto a la criatura. Aunque el corazón le latía en el pecho más fuerte de lo que nunca le hubiera latido, no se asustó, la criatura (no entendía como pero lo sabía) no era peligrosa.

El bosque olía a humedad y animales.Las ramitas crujían a su paso, en un silencio lleno de insectos y aves nocturnas. Sacó al señor conejo de la maleta y peinó su suave pelo gris.Abrazándolo se sentía mucho mejor.

-No hay de qué tener miedo Sr. Conejo...hemos estado aquí muchas veces
-Nunca de noche-dijo una voz.

Helada de terror, se giró en el claro al que había llegado. La luna iluminaba los troncos desnudos de los árboles y algo más.

 La criatura tenía un pelajo dorado, largo, que caía en sedosos mechones desde su lomo hasta el suelo.Un par de alas poderosas cubrían un cuerpo parecido al de un león. Un león que midiese 2 metros de cruz  y poseyese la cabeza de un tigre grande, con ojos de búho. Su boca se abrió y una lengua roja y reptiliana limpió una de sus zarpas afiladas. La cola, parecida a la de una iguana, se balanceaba de un lado a otro.

-Puedes llamarme Cancamusa.